viernes, 27 de marzo de 2009

Ry Cooder y su Trilogía Californiana


Ry Cooder, maestro de la guitarra slide en una carrera que lleva ya casi cuatro décadas, ha sido más reconocido en los últimos años por su participación en bandas sonoras para películas de cineastas como Wim Wenders y, principalmente, por organizar y producir la reunión del afamado Buena Vista Social Club. Fue hasta el 2005 que Cooder volvió a trabajar en un proyecto completamente personal, lanzando ese año el primer disco de lo que vendría a ser una trilogía de discos conceptuales dedicados a su California natal.


Chávez Ravine es un disco/documento histórico que busca relatar la historia de la desaparecida comunidad angelina de Chavez Ravine y su eventual destrucción para dar lugar a lo que vendría a ser el Dodger Stadium. Chávez Ravine estaba poblada a mediados del siglo pasado principalmente por inmigrantes mexicanos y Cooder, sabiamente, decide darle gran espacio a voces mexicanas, algunas de las cuales, como la del padre de la música chicana Lalo Guerrero, vivieron en Chávez Ravine antes de su destrucción. Por lo tanto, el lenguaje tanto vocal como musical del disco en su mayoría es el español por lo que se repasan géneros originados al sur del Río Grande como los corridos, los guaraches, el boogie y la rumba.


Líricamente, el disco nos presenta incontables perspectivas que nos ilustran una nostálgica imagen de lo que eran las comunidades hispanas de Los Ángeles en los años 50. Tenemos a estadounidenses maravillados al ver por primera vez a Chávez Ravine, a la exasperada madre quejándose de la rebelión de su hija adolescente, a los pachucos peleándose con los marinos estacionados en Los Ángeles durante la guerra, a los administradores de la ciudad planeando la destrucción de la comunidad, al operador de la bulldozer encargado de traerse abajo las casas, al melancólico anciano rememorando acerca del viejo barrio y, como pieza central, la visita de un extraterrestre que trata infructuosamente de alertar a la comunidad de su inminente destrucción. Y para aquellos que se nos para el pecho con cualquier mención de Costa Rica en algún medio internacional el disco cierra con un poema costarricense titulado Luz y Sombra (el cual Cooder dice que encontró por primera vez escrito en un árbol durante una visita a nuestros bosques nublados) el cual sirve como una especie de celebración de aquellos tiempos en que los humanos nos encontrábamos rodeados más por arboles y plantas que por edificios y autopistas.


Con el segundo disco de la trilogía, lanzado en 2007 bajo el titulo de My Name Is Buddy, Cooder pone su atención en las primeras décadas del siglo XX, época fértil para lo que fue el inicio de la organización laboral estadounidense y sus luchas por mejores condiciones de trabajo. Estados Unidos, siendo una sociedad liderada por magnates a los que siempre les fue más conveniente exaltar el mito del éxito individualista, le pasó el bulldozer por encima a estos tiempos de rebelión sindicalista pero, al igual que con Chávez Ravine, Cooder lo rescata de los escombros para relatar la historia de una Norteamérica ahora desconocida.


En esta ocasión los protagonistas son un gato rojo llamado Buddy, un ratón de nombre Lefty y el Reverendo Tom, un sapo negro (con la aparición especial de J. Edgar Hoover representado como un cerdo intolerante). Ellos tres recorrerán toda California organizando y participando en huelgas laborales, viajando en trenes, sufriendo golpizas por parte de la policía, huyendo de pueblos racistas, quejándose del desinterés de los políticos para con la clase trabajadora y, por supuesto, enamorándose de simples chicas de granja (como dato interesante, en este disco también aparece un extraterrestre, en este caso, un perro verde). My Name is Buddy nos lleva por un viaje musical que nos recuerda el folk, blues, country y bluegrass que hizo famosos a artistas como Pete Seeger (el cual, a sus ochenta y pico de años, aparece en el disco). Musical y líricamente es un disco menos exuberante que el Chavez Ravine pero no por eso menos nostálgico por una época en que la solidaridad y la hermandad eran una prioridad para gran número de estadounidenses.


El ultimo capitulo de esta trilogía es I, Flathead el cual se enfoca principalmente en la vida y milagros de Kash Buk, un corredor de automóviles en los desiertos salinos de California (el “flathead” del título es un tipo de motor para un Ford). Manteniéndose fiel a sus costumbres, Cooder nos recuenta esta vez también a una subcultura olvidada de corredores de automóviles que viajan hasta las temperaturas inaguantables del desierto con el único motivo de darle rienda suelta a su adrenalina. Líricamente, el disco es menos coherente y lineal (probablemente debido a que la historia viene relatada principalmente en un libro que acompaña el disco). Pero nos remite a una época de forajidos inquietos cuyas casas eran moteles y cuya vida era dedicada a sus carros de carreras. En el camino encontrarán amor, lujuria, dolor y, no podían faltar, extraterrestres. Musicalmente no es tan interesante como los anteriores dos discos, sigue un mapa musical relativamente predecible con roots rock, folk, country, música tex-mex, etc. Pero es un más que disfrutable punto final para esta trilogía californiana (además de que incluye una de las mejores canciones en estos tres discos, 5000 Country Music Songs).


Ry Cooder volvió de su estancia en Cuba con una celebración de su país natal. Pero no es una celebración ciegamente patriótica, sino que lo que busca es resaltar esas cualidades que hacen de Estados Unidos una gran nación: su diversidad, solidaridad y libertad para hacer de la vida lo que cada uno quiera con ella. Los villanos de estos discos son, apropiadamente, las fuerzas de la represión, la intolerancia y el egoísmo. En su totalidad, esta trilogía funciona como un comentario político de repudio a los valores que han venido a definir a Estados Unidos desde los años de Reagan de la misma manera que funciona como una celebración de la música y cultura de la nación más grande del mundo.

Links:

Chavez Ravine (Rapidshare)

My Name Is Buddy (Rapidshare)

I, Flathead (mediafire)

domingo, 15 de marzo de 2009

Nuevos Cineastas Latinoamericanos: Lucrecia Martel (Argentina)

Este es el primero de lo que se espera sea una serie regular de perfiles dedicados a algunos de los más interesantes directores nuevos de Latinoamérica. Para empezar, nos trasladamos al sur del continente para reseñar el trabajo de la directora argentina Lucrecia Martel.

Lucrecia Martel nació en 1966 en la ciudad de Salta al norte de Argentina. Es en esta zona cercana a Chile y Bolivia en la que se encuentran las ultimas comunidades de indígenas argentinos, maltratados históricamente por gobiernos que se han encargado de profundizar la identidad euro céntrica del país. Hasta el momento todas sus películas han sido filmadas y localizadas en esta ciudad y sus pueblos aledaños, una particularidad especialmente importante si consideramos que Argentina es un país sumamente centralizado en su capital Buenos Aires, la cual está localizada a miles de kilómetros de Salta.

Martel asistió a varias escuelas de cine durante su formación, aunque se considera a sí misma como una autodidacta ya que su mejor educación la recibió viendo películas, leyendo libros y simplemente pensando libremente. En 1988 filmó su primer corto El 56, seguido por Piso 24 y Besos Rojos. En 1995 su corto Rey Muerto apareció como parte del filme antológico Historias Breves I, el cual daría a conocer al mundo cinematográfico algunas de las nuevas voces que vendrían a definir el cine argentino del nuevo milenio. En ese mismo año trabajo en la serie de televisión D.N.I. pero sería hasta el año 2001 en que Martel, a los 34 años, completaría su opera prima.

La Ciénaga empieza con una surreal escena en la que un grupo de adultos intoxicados caminan sin dirección ni rumbo en un completo aturdimiento al lado de una sucia piscina. Mecha (Graciela Borges), dueña de la casa y anfitriona de lo que en algún momento fue una fiesta, resbala y cae al piso hiriéndose en el proceso con el vidrio de un vaso de champagne que sostenía en el momento de la caída. Pero a pesar de que Mecha está visiblemente herida sin poder levantarse, ninguno de los demás adultos se ofrece a ayudarla estando muy ocupados con su propio estupor alcohólico. Tienen que ser sus hijas quienes salen corriendo desde la casa a ayudarla y llevarla al hospital.

Estos primeros minutos de La Ciénaga funcionan como el marco en el que vendrían a dibujarse las siguientes dos películas de Martel. La Ciénaga es una película que habla de la desconexión de los adultos con el mundo que los rodea. La Mecha, rodeada por una familia extendida que no puede controlar, asolada por el extremo calor del verano salteño y acompañada por un incompetente esposo obsesionado por verse más joven, se refugia en el alcohol y en la comodidad de su cuarto para no enfrentar la realidad que la rodea. Su prima, Tali (Mercedes Morán), aunque en apariencia más centrada y contenta con su vida, también se encuentra en busca de una salida al sentirse atrapada al igual por su gran familia, su pequeño apartamento que no da abasto y su responsable pero sobreprotector esposo. Ambas planean un viaje a Bolivia para escapar momentáneamente de sus vidas, un viaje que desde el inicio tiene pocas posibilidades de concretarse.

Este sentimiento de claustrofobia y opresión experimentado por los dos personajes principales es otra constante en el cine de Martel. En este caso, esta claustrofobia se ve representada en la hacienda de Mecha la cual, deteriorada, lúgubre y llena de sombras, se levanta como otra barrera más que se impone en el camino de los personajes. La hacienda es un refugio ante el trajín de la ciudad pero también es una prisión que detiene a sus habitantes en un caluroso momento detenido en el tiempo. Las mujeres, confrontadas con ese opresivo presente, deciden escaparse de la realidad lo que las hace desconectarse no solo entre si mismas sino que también con sus propios hijos. Las hijas e hijos de Mecha y Tali viven su realidad aparte, descubriendo su naciente sexualidad en el medio de este claustrofóbico ambiente y comportándose muchas veces de una manera más racional que la de los adultos. Martel claramente siente una mayor conexión con sus actores más jóvenes, conexión que se volverá más explicita en su segunda película.


La Niña Santa (2006) toma lugar casi que completamente en el interior de un viejo hotel en el que viven Amalia (María Alche), una adolescente religiosa en pleno despertar sexual, y su madre Helena (Mercedes Morán), una atractiva mujer cuyo ex-esposo (y padre de Amalia) recientemente ha anunciado que tendrá mellizos con su nueva pareja. Además, en el hotel en el que viven, el cual es propiedad de la familia de Helena, se está realizando un congreso de doctores psiquiátricos. Uno de ellos, el callado y socialmente torpe Doctor Jano (Carlos Belloso), pronto mostrara un interés especial tanto por Helena como por Amalia.

Algunos de los temas que se empezaron a explorar en La Ciénaga serán desarrollados más profundamente en esta película. Un aspecto clave de La Niña Santa, que apenas fue tocado en un par de escenas en la película anterior, es el de la religiosidad. Amalia y su mejor amiga Josefina reciben constantemente lecciones de religión en las que se discuten repetidamente temas relacionados con la vocación de la mujer para una vida dedicada a Dios. Las chicas, a pesar de que reaccionan burlonamente a lo dicho en las clases, se ven muy influenciadas por ellas y esa religiosidad llega a tomar un papel preponderante en el despertar sexual de ambas, especialmente de Amalia.

A diferencia de las chicas, los adultos en la película carecen de espiritualidad alguna. Más bien, se hunden en la resignación y el vacío emocional. Esto es ciertamente el caso de Helena quien prefiere encerrarse en la familiar estructura del hotel en el que creció antes de seguir con su vida, a diferencia de su ex esposo. Los hombres de la película son todavía más débiles. El hermano de Helena lleva años sin hablar con sus hijos que se encuentran en Chile pero no encuentra el valor para llamarlos. Y el Dr. Jano, en apariencia calculador e inteligente, se encuentra prisionero de sus propios deseos carnales que lo dejan en una situación moralmente inaceptable. La Niña Santa rescata la inocencia de la juventud y critica la evasión y resignación de la clase media-alta argentina, la cual al verse enfrentada con una realidad complicada prefiere encerrase en su propio mundo. A mí parecer, una de las mejores películas latinoamericanas de los últimos años.

La tercera, y hasta ahora última película de Martel, pondrá explícitamente en el tapete esta inmovilidad de una clase media-alta sorprendida al toparse con eventos cuyo desenlace no esperaban. En La Mujer Sin Cabeza (2008), una atractiva mujer de edad media llamada Verónica (María Onetto) atropella a un perro mientras conduce descuidada por una solitaria carretera. Al escuchar el golpe, se detiene brevemente pero luego decide seguir con su camino sin bajarse del carro para observar la gravedad del daño que infligió. Pronto empieza a ser carcomida por la culpa. Habrá sido de verdad un perro? O habrá atropellado más bien a una persona? Porque no se bajó a revisar como lo habría hecho cualquier persona sensible?

Si en La Ciénaga y en La Niña Santa los personajes adultos compartían espacio con jóvenes y niños cuya inocencia y sentido de descubrimiento los ponían como la contraparte de los confusos adultos, en La Mujer Sin Cabeza el enfoque se traslada completamente a una sola persona, la mujer del titulo. A diferencia de las otras películas, no hay gran ensemble de actores propio del lugar en que están ubicados (una gran hacienda o un hotel). En La Mujer Sin Cabeza la cámara se enfoca completamente en la mujer, observando con detalle su incapacidad para llegar a término con el accidente del que fue culpable. Poco a poco, Verónica pierde contacto con su familia y amigos hasta llegar a habitar un mundo en el que su propia cabeza se encuentra rodeada por una niebla que la hace incapaz de comprender el mundo que la rodea.

La Mujer Sin Cabeza es la película más claustrofóbica, desbalanceada y macabra de Martel, recordando incluso en unos breves momentos a la obra de Lynch. En esta película ya no hay haciendas u hoteles o hijas en descubrimiento sexual ni doctores atractivamente enigmáticos, aquí solo hay una mujer y la prisión mental en la que se ha encerrado. No solo eso, sino que esta película viene a desarrollar uno de los temas que Martel había introducido silenciosamente en sus dos anteriores películas: el maltrato que sufren los indígenas en Argentina. Borrados casi que completamente de la historia del país, en las pocas ciudades en las que se les encuentra como en Salta se dedican a realizar trabajos mal remunerados como el de mucama, lavacarros o cocineros. La Niña Santa empieza con unos niños indígenas jugando con su perro al lado de la carretera, mismo perro que Verónica atropellaría tan solo minutos después. Pero, como ya se mencionó, en su mente queda la duda de si en verdad atropelló al perro. O habrá atropellado a uno de los indígenas? No tiene forma de saberlo. Ella simplemente siguió con su camino sin mirar atrás.

Las películas de Martel, en general, están llenas de ricas metáforas abiertas a la interpretación del espectador. Pero sus películas evitan hundirse bajo el peso de su simbolismo (aunque esto no es del todo cierto con La Mujer sin Cabeza, película especialmente difícil y desconcertante que no será del agrado de muchos). Estas tres películas están realizadas por una mano experta que sabe manejar los hilos narrativos y emocionales y combinarlos de manera apropiada con sus inclinaciones más simbólicas para lograr trabajos que se pueden analizar y sentir al mismo tiempo. No son películas para todos, no es entretenimiento puro. Pero tampoco son intelectualismos excesivamente desligados. Martel siempre guarda un nivel de simpatía con sus personajes que nos hace entender sus comportamientos y decisiones al mismo tiempo que los criticamos. Probablemente la más exitosa y respetada de los directores del Nuevo Cine Argentino, Martel es perceptiva y critica, desnudando a sus personajes hasta revelar contradicciones que no solo son muy argentinas, sino que también son universales.

"Fake Empire"


"Fake Empire" fue lanzada como la primera canción de un disco llamado Boxer, del 2007, su autoría: The National, esa banda de la foto tomada en la boda del productor del disco. Para escuchar la canción mientras lee lo siguiente, aquí.

Bienvenido, 2007.

No convenceré para que sea el himno de una generación, la mejor canción de una década, mucho menos aquello que quiera tener en repeat toda mi vida. No soy nadie para eso, no tengo la reputación, es el oyente que se dará cuenta de lo que se perdió por dos años, talvez.

La atmósfera que crea la portada; una fotografía en blanco y negro, parejas bailando y una banda al frente; es la que refleja el sentimiento de quedarse viendo a lo largo del disco. Oscura pero, a la vez, tan pasiva.

Unas notas de piano, suave y tranquilo como siempre, y la sensación de estar ahí, en la boda de la fotografía, en una silla simplemente poniendo atención, empiezan una canción que, lo admito, quiero escuchar por el resto de mi vida.

Stay out super late tonight.
Picking apples, making pies.
Put a little something in our lemonade and take it with us.
We're half awake in a fake empire.

Una voz de 25 cigarrillos al día que parece no esforzarce ni ser vehemente y solo estar ahí para decir lo que quiere decir. Probablemente no vaya a hacer nada al respecto pero pudo comunicar sus ideas. La comunicación es excelente y, aunque no hay retroalimentación per se, todos creemos saber lo que aquella estrofa y las otras dos significan.

...Aunque estemos medio despiertos/medio dormidos en un imperio falso.

Tiptoe through our shiny city.
With our diamond slippers on.
Do our gay ballet on ice.
Bluebirds on our shoulders.
We're half awake in a fake empire.

Las distracciones después de esta estrofa son mayores, una batería que parece querer hacer lo que sea pero es otro engaño; a tempo, perfecta armonía con bajo. Y esas distracciones al fin de cuentas son mucho más importantes que todo lo demás, con estas tenemos poco control de todo lo que nos rodea. Estas distracciones incluyen trompetas al final, un aterrizaje inofensivo.

Turn the light out say goodnight.
No thinking for a little while.
Let's not try to figure out everything at once.
It's hard to keep track of you falling through the sky.
We're half awake in a fake empire.

Ese Presidente de Alguna República, aún con buenas intenciones, no lo logrará. Dos seres humanos hundidos en el amor, por más perfecto que aquello sea, no lo lograrán. Mejor no tratemos de encontrarle sentido a todo de una sola vez, no lo lograremos. Esperemos no hayan consecuencias por aquello que vamos a posponer pero ocupamos disfrutar de EL viaje.

Cierto que hay que disfrutarlo mientras dure, mientras estemos semi-despiertos.

Juzgue usted, personalmente la selecciono como una de las mejores obras de arte de nuestros tiempos. "Fake Empire", ¡señoras y señores!

domingo, 8 de marzo de 2009

klub7

klub7 es un colectivo de 6 diseñadores y artistas alemanes cuyo nombre nos puede llevar a relacionarlos mentalmente con aquel recordado grupo de pop inglés que tanto nos gustaba en nuestra pre-adolescencia (una de sus canciones incluso fue cantada a lágrima viva en mi graduación de primaria). Pero este klub7 no podía estar más lejos de ese otro club de 7. Estos se enfocan principalmente en un street art políticamente correcto.

Aunque la mayoría del street art suele ser subversivo y clandestino, los chicos buenos de klub7 le piden permiso a los dueños de las paredes antes de empezar a hacer su trabajo. Una vez que cuentan con el visto bueno del dueño, llenan las paredes de gráficos y figuras coloridas que poco o nada tienen que ver con crítica social.

Ahora más bien son los dueños de los edificios los que les piden que hagan trabajos en sus paredes. Pero tampoco se limitan solo a la calle, sino que también se sienten cómodos trabajando en las paredes de tiendas, galerías, clubs y casas particulares. De la misma manera, han realizado portadas de discos y campañas publicitarias para diseñadores de moda.

En fin, esto es el street art hecho comercio. Dejando atrás el anti-materialismo y la ilegalidad, klub7 celebra todo lo placentero, lo colorido y lo atractivo. En el camino, ha embellecido las paredes de su Halle natal hasta llegar a participar en algunas de las exposiciones de arte más importantes del mundo. Y como en La Chop Shop también nos gusta lo colorido y atractivo, desde hoy uno de los murales de klub7 acompaña el ahora un poco menos aburrido diseño de nuestro blog.

Para terminar, aquí queda un pequeño reportaje que les hicieron en el programa Arts21 de DW-TV (el cual se transmite en Costa Rica los domingos a las 00:30 a.m.).


KLUB7 on DW-TV from KID CASH // KLUB7 on Vimeo.

Página oficial con decenas de imagenes y videos con ejemplos del trabajo del colectivo.

lunes, 2 de marzo de 2009

Gomorra (Garrone, 2008)

Año: 2008
Director: Matteo Garrone
Guionistas: Roberto Saviano, Matteo Garrone, Maurizio Braucci, Ugo Chiti, Gianni Di Gregorio, Massimo Guadioso. Basado en el libro Gomorra de Roberto Saviano.
Premios: Grand Prix del Festival de Cannes, Mejor Película del Año en los Europe Film Awards.
Links: IMDB, Wiki, Para bajar.

La Camorra es la organización criminal más vieja de Italia y una de las más antiguas del mundo. Originada en la provincia de Campania, a través de los años se ha extendido a países vecinos en Europa, al Reino Unido y a los Estados Unidos (e indirectamente a muchos otros lugares). En algunos pueblos de Italia ha llegado a dominar el negocio de la pesca y de la leche y es dueña de cientos de panaderías en la región. También ha tomado control de los botaderos de basura en Napoles lo que ha llevado a una gran contaminación y a la crisis de la basura que ha afectado a esta ciudad en los últimos tiempos. Hace negocios con organizaciones criminales de Nigeria, China, Albania, Rusia y un largo etcétera (enumerar las actividades ilegales de la organización me llevaría otro párrafo entero). Además, no tiene una estructura jerarquizada sino que está compuesta por decenas de clanes que la mayor parte del tiempo pasan luchando entre sí.

¿Cómo hace una película de ficción para exponer toda esa información en menos de 2 horas?

Fácil.

Simplemente no lo hace.


Gomorra, en vez de tratar de relatar la vida y hechos de una organización criminal y morir en el intento, se enfoca en cinco protagonistas de poca importancia dentro de la Camorra: Don Ciro, el callado hombre encargado de entregarle la pensión mensual a los familiares de gangsters encarcelados; Toto, el pre-adolescente que admira a los pandilleros que controlan su edificio; Roberto; el honesto manejador de tóxicos que sufre un remordimiento de conciencia al encontrarse trabajando para uno de los principales capos; Pasquale, el sastre que trabaja diseñando alta costura para firmas controladas por la Camorra pero que, con la intención de ganar más dinero, acepta ayudar a una organización china dedicada a la falsificación de ropa; y Marco y Ciro; dos arrogantes jóvenes que deciden sabotear a varios gangsters con la única intención de hacerse millonarios y eventualmente lograr controlar la ciudad.

Un punto fuerte de la película es que evita caer en sentimentalismos con respecto a estos personajes. Digo que es un punto fuerte no porque personalmente esté en contra de todo sentimentalismo. Lo digo por el hecho de que, si bien es cierto que algunos de estos personajes cometen actos inmorales de los que luego se arrepienten, no es menos cierto el hecho de que en ningún momento fueron obligados a formar parte de la Camorra. Convertir forzosamente a estos protagonistas en hombres inocentes que tragicamente se encontraron a sí mismos en el medio de una violencia descontrolada hubiera sido un tratamiento deshonesto y puramente efectista. Aun así, no está de más destacar las actuaciones, especialmente las de Gianfelice Imparato como Don Ciro y Salvatore Cantalupo como Pascuale, los cuales con simples gestos pueden dar a conocer más de sus personajes de lo que podrían hacer escenas de sentimentalismo histriónico.

Visualmente, la película se asemeja a una especie de documental estilizado. Con esto quiero decir que la cámara constantemente se encuentra en movimiento como si estuviera en el centro de la acción. Pero al mismo tiempo la misma película se encarga de desmentir esta supuesta objetividad al introducir composiciones visuales que le dan un marcado esteticismo a la imagen. Esto crea un efecto de separación en el espectador con respecto a lo que ocurre en la pantalla que se corresponde con esa intención de la película de eliminar todo sentimentalismo o apego hacia los personajes.


El contexto general en el que se desenvuelven los sucesos de estos personajes solo se empieza a comprender conforme avanza la película. Este es un filme de "desenvolvimiento", en el sentido de que empezamos con muy pocos datos acerca de lo que estamos viendo pero poco a poco vamos recopilando más hasta que al final tenemos una visión más clara de lo que aconteció en pantalla. Aún así, la película no se preocupa por revelar muchos detalles. Por ejemplo, gran parte de la acción ocurre dentro de un edificio de vivienda pública. Pero adónde queda exactamente ese edificio es algo que nunca se descubre. Otro ejemplo de esta intención de no dejarse complicar por los detalles se puede encontrar en la guerra entre clanes que termina siendo parte vital de la película. Sabemos que un grupo de gangsters se separaron del clan original para formar uno nuevo. Pero, aparte de eso, practicamente no sabemos nada más.

Aunque eso puede parecer un poco desorientador en el corto plazo, a largo plazo me parece que funciona. Este tipo de películas son muy proclives a hundirse bajo el peso de detalles que resultan siendo poco relevantes para la historia que se intenta relatar. Una película de ficción no es un documental, ni es periodismo. Llenarse de fechas, direcciones, nombres de organizaciones e informaciones históricas de ese tipo amenaza con complicar una historia que puede prescindir de ellas. Garrone y Saviano, sabiendo que una película como esta no es lugar para tratar de relatar más de 100 años de historia de la Camorra, deciden sabiamente enfocarse en los personajes y sus historias individuales. Es en la mezcla de las experiencias de estos diferentes protagonistas en donde empezamos a comprender el excesivo deseo de lucro y la ambición que llevan a la violencia que se encuentra en el corazón de organizaciones criminales como la Camorra. Es eso lo que busca este filme y es eso lo que logra.

Para algunas personas Gomorra puede terminar siendo muy distante y cerebral. Y razones para sentirse así no les faltarán. Pero considerando el tema que se está tratando (aquí cabe preguntarse qué tan moral puede ser una película que busque que sus espectadores se sientan identificados con criminales y asesinos) me parece que esa distancia y frialdad terminan beneficiando de gran manera a la película.

Y si al final de la película sienten que quieren conocer más acerca del tema, pues siempre pueden tratar de conseguir el libro .