Si alguien me pregunta cuál es la banda más importante de la década pasada, seguro le respondería que son los White Stripes o Radiohead. Pero, si me presionan, probablemente me incline por los Stripes. A mí es que la música estadounidense tradicional me encanta y la forma en que los White Stripes la mezclan con ese sonido garage de Detroit termina por ganarle el pulso a las experimentaciones sónicas de los ingleses. Igual, mejor no compararlos.
En el departamento en que los Stripes definitivamente ganan es en el de la idiosincrasia. Desde las restricciones en su paleta de colores (solo usan el blanco, rojo y negro) hasta la historia de la supuesta relación hermano-hermana entre Meg y Jack, estos tipos han confundido a periodistas y fanáticos desde que se hicieron conocidos en la época del White Blood Cells.
Pues bueno, ahora, y después de un par de años en silencio, los Stripes regresan con un documental-concierto acerca de la gira que realizaron por Canadá en el 2007 para celebrar el décimo aniversario de la banda y de una vez promocionar su disco Icky Thump. Aunque siendo los Stripes lo que son, esta no iba a ser una gira como cualquier otra. No, la idea era visitar CADA UNA de las regiones y provincias canadienses (nada más el segundo país más grande del mundo) y, además de los shows programados, realizar mini-conciertos sorpresa en cualquier cafetería, parque o asilo de ancianos que se encontraran.
La premisa es suculenta y si algo se puede lamentar de este documental es que no vemos suficiente de estos conciertos improvisados ya que solo unos cuantos son presentados. El resto son amontonados en un montaje de, si acaso, 3 o 4 minutos. Es más, hay provincias enteras como Ontario y Saskatchewan de las que no vemos prácticamente nada. Uno asume que la banda las visitó pero en el documental brillan por su ausencia.
Ahora, eso es lo que no está, pero lo que SÍ está en el documental es oro. El documental básicamente está compuesto por tres fuentes de metraje: backstage de la gira, los conciertos y una entrevista en alguna cabina en quién-sabe-donde (dato curioso: en una parte de la entrevista aparece un tipo desconocido durmiendo en una cama detrás de Jack y Meg). De la entrevista no vamos a conocer nada muy personal acerca de Meg y Jack. O sea, Jack todavía asegura que Meg es su hermana mayor y el documental no va a contradecir nada de eso. Aunque sí es interesante escucharlo a Jack hablar de su gusto por las limitaciones auto-impuestas y como estas ayudan a que la creatividad florezca.
Lo más interesante del documental, entonces, son los conciertos y el backstage de la gira. Los Stripes son tremenda banda en vivo y las cámaras lo documentan de una manera espectacular. Aquí no hay nada de tecnología digital ni tomas acrobáticas al estilo de Shine a Light, no, para estar acorde con la preferencia análoga de la banda, casi todo está filmado en 16mm en blanco y negro (y un poco de rojo) que hace recordar a viejos rockumentales como Don't Look Back y Gimme Shelter. El resultado es una imagen granulada casi monocromática que le queda perfecta a la banda.
Con respecto al metraje de la gira, aquí es donde se nos presenta más a fondo la historia de dos tipos llamados Jack y Meg. En medio de las idiosincrasias de la gira (viajes en biplanos, conversaciones con alcaldes/traileros, bailes con miembros de los pueblos nativos canadienses), es en los momentos silenciosos en los que podemos conocer un poco más de la personalidad de los "hermanos". Por un lado, Jack, extrovertido, energético, inquieto; el ringleader de este circo. Por el otro lado, Meg, introvertida, tímida, silenciosa hasta el punto en que lo poco que dice tiene que ser subtitulado. En la escena final, Jack canta "White Moon" en un piano con Meg a su lado. Para quién exactamente están tocando no queda claro. El lugar pareciera ser alguna sala o salón sin audiencia aparente. Pero mientras Jack canta, Meg llora. Al final de la canción, Jack trata de consolar a Meg y la abraza.
La relación entre los dos, que en apariencia aparece distante pero que en realidad pareciera ser producto de una compenetración tan profunda que ya las palabras pasan a ser superfluas, bien puede considerarse como una relación entre hermana y hermano. Semanas después del fin de la gira por Canadá, Meg cayó en depresión y el resto de la gira fue cancelada. Los White Stripes se han mantenido en silencio desde entonces.
Bajenlo aquí o, si están forrados, compren el box set desde la página oficial de la banda.
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