jueves, 4 de agosto de 2011

Visiones de la High Line



La High Line es una sección de 2.3 kilómetros de largo que formaba parte de la llamada West Side Line, una línea del tren que cruzó Manhattan por buena parte de la primera mitad del siglo pasado. Sin embargo, el uso del tren empezó a decaer entre los neoyorquinos a partir de los años 50's (estamos hablando de locomotoras aquí, no de subterráneos) y ya para la década de los 60's la West Side Line había sido clausurada. Algunas de sus secciones fueron demolidas, pero otras, como la High Line, yacieron abandonadas por decenas de años.


En el año 2002, el fotógrafo estadounidense Joel Sternfeld se dio a la tarea de fotografiar todo el trayecto de la High Line, la cual, para aquel momento, ya había sido tomada completamente por la naturaleza. Las imágenes de Sternfeld nos muestran una especie de micro-ecosistema vegetal que convive "hombro a hombro" con los grandes rascacielos del lado este de Manhattan.


Las imágenes son atractivas por sí solas, pero también son importantes porque documentan algo que ya no está ahí. Esto porque la High Line, a partir del 2010, fue convertida en un parque público, abierto para el deleite y la recreación de todos los neoyorquinos. Lo que antes fue una vía de transporte y luego pasó a ser una imagen más del abandono y del decaimiento urbano, se convirtió en un ejemplo de renovación paisajista de carácter inclusivo.


Anoten una victoria para los utópicos urbanos.

Para más información de la renovación de la High Line, pueden leer este artículo en Domus o visitar su página oficial. Para más fotografías de Joel Sternfeld, den click aquí.

sábado, 4 de junio de 2011

Es difícil aquí afuera para un robot

Cuando alguien es descrito, por Robert Crumb, como “probablemente el resultado de una de esas abducciones alienígenas en las que inyectan el abdomen de una mujer humana y la preñan” y como un robot con un rango emocional limitado, por Seth, uno sabe que seguramente vale la pena conocer más acerca de ese alguien. Por eso, personas y personos, les presento a Chester Brown.

Chester Brown es un historietista canadiense con un rango de trabajo que va desde la exploración surrealista de la psique humana (he dicho), hasta la biografía histórica; desde tiras cómicas autobiográficas, hasta conmovedoras historias de zombies que buscan conexiones afectivas –y carne humana– mientras invaden la vibrante escena cultural de Toronto (de nada).

Además, Brown está en contra del amor. O, más bien, en contra del amor romántico. Específicamente, está en contra no sólo de ciertas ideas asociadas con el amor romántico sino también de la obsesión generalizada con esas ideas que irradia de la cultura. Bueno, en realidad está en contra de los males que ve representados tanto por la institución matrimonial como por la monogamia posesiva.

Aunque, claro, eso no significa que él esté totalmente en contra de la monogamia en general, ni de las relaciones comprometidas a largo plazo en específico; ambas cosas son aceptables, mientras la exclusividad sea realmente deseada y mientras el compromiso sea un sentimiento, en lugar de ser una promesa eterna o un contrato.

En fiiiiin, todo esto para decir que a Brown le interesa discutir tanto acerca de relaciones humanas en sus diferentes presentaciones – amorosas, amistosas, sexuales (gratis o pagadas), románticas, mixtas –, como acerca de la intervención estatal en esas relaciones, incluyendo pero no limitándose a la despenalización de la prostitución. Y, más importante, para decir que trata esos temas, especialmente cuando se mezclan, en su nueva memoria ilustrada, publicada a principios del mes pasado por Drawn and Quarterly, titulada Paying for It.

Paying for it es un recuento autobiográfico que se enfoca en experiencias y conversaciones que Brown tuvo desde 1996 hasta el 2010, relacionadas principalmente con su decisión de que adquirir los servicios de prostitutas era la mejor opción para conciliar sus dos deseos en conflicto – su deseo de copular versus su deseo de no tener novia.

Los dibujos son bastante atractivos, en blanco y negro, pequeños, y ordenados uniformemente en un arreglo cuadriculado convencional; simples pero con particularidades interesantes. Por ejemplo, hay extremadamente poca variación en las expresiones faciales, de los personajes que tienen cara (Brown no muestra la cara de las prostitutas, ni les varía mucho características como color de piel y pelo, en gran parte por asuntos de privacidad).

Además, hay un efecto de enmarcado que no siempre está presente, pero que adquiere especial presencia en los encuentros sexuales y, a través de la magia de los cómics – y para agregarle más morbo e incomodidad a todo el asunto –, también podemos apreciar lo que Brown pensaba durante esos encuentros (p.ej., “Hostil, no muy bonita, no hubo sexo oral – no hay propina para esta”).

Brown dice que su principal motivo para hacer el libro fue su interés en comenzar una polémica con relación al tema de la prostitución. De hecho, 50 de las 280 páginas Brown las dedica a presentar no sólo apéndices con nombres como “La normalización de la prostitución” y “La comercialización de lo sagrado” y “Más acerca de la normalización de la prostitución” sino también notas explicativas de capítulos o distintos momentos del libro, incluyendo notas acerca de los apéndices – todo para poder desarrollar más sus argumentos y respaldarlos con bibliografía de expertos en el tema.

Claro, ciertas personas podrán encontrar muy incómodo enterarse de ciertos detalles de algunos de los encuentros que Brown ha tenido con prostitutas (me incluyo dentro de esas personas). Ciertas otras personas puede que no se terminen de creer que Brown esté tan en contra del amor romántico como lo dice, y hasta piensen que está reprimiendo sus emociones o teniendo una crisis de mediana edad. También están las personas a las que no les importa una mierda el tema.

Nada importa; Chester Brown sabe emocionar e interesar a personas acerca – y dentro – de su libro, sin importar lo perturbadoras que encuentren ciertas partes de sus encuentros con las prostitutas, lo frustrante que les parezca, por ejemplo, que no le diga novia a la ex-prostituta con la que está en una relación monógama desde hace varios años, o lo dolorosamente aburrido que les parece el tema principal. Es decir, es una lectura recomendada para cualquiera.

Pero no confíen en mi palabra (yo no lo haría). Pueden oír a Brown conversando con Benjamen Walker en este episodio de Too Much Information; pueden leer esta entrevista en la que él habla, entre otras cosas, del grado de frialdad que busca en sus cómics; o pueden verlo leer parte del segundo capítulo, y discutir su libro con Walker (de nuevo), con Tracy Quan y con la audiencia, a continuación:

sábado, 23 de abril de 2011

La soledad al final del mundo

La soledad es algo acerca de lo que reflexionamos constantemente aquí en La Chop Shop. Particularmente acerca de la diferencia entre "solitude" y "loneliness"; es decir, por un lado, la soledad que se busca y, por el otro, la soledad que se siente y no se controla.

Carlos Casas, un aclamado documentalista español, se ha planteado pensamientos similares por lo que, armado con su cámara, decidió viajar a algunos de los lugares más recónditos del mundo para conocer a las personas que viven su vida en el medio de la nada. De estos viajes resultaron tres películas que, en su conjunto, conforman la llamada End Trilogy.


El mejor de estos tres documentales es Solitude at the End of the World, el único que aborda abiertamente el tema de la soledad. En este filme, Casas narra la historia de tres hombres que viven en la Patagonia argentina, completamente ajenos al contacto humano por buena parte del año.

Los tres hombres acabaron en la Patagonia por diferentes razones (exilio político, necesidad económica) pero todos comparten una suerte de encanto por esa tierra inhóspita e inconmensurable que los ha acogido. Y a pesar de que se han acostumbrado a su vida al margen de la sociedad, estos son hombres que parecen vivir siempre de la mano de sus recuerdos, los cuales se hacen especialmente fuertes ante el aislamiento en el que se encuentran.

De cierto modo, lo que estos hombres nos dicen es que no se sabe lo que se tiene hasta que se ha perdido, aún cuando esa pérdida no sea necesariamente algo malo. Y es esa ambivalencia la que retrata Casas con un estilo discreto y sutil que, sin mayor refinamiento visual, permite a los personajes contar su historia a la vez que resalta el paisaje tan extremo y hermoso que los rodea.


Las otras dos películas de la End Trilogy son Aral. Fishing in an Invisible Sea y Hunters Since the Beggining of Time. Estos dos documentales tiene un estilo más afín a la antropología visual y buscan explorar las tradiciones y culturas de dos pueblos cuyo modo de vida se encuentra al borde de la extinción: los pescadores del Mar Aral en Uzbekistán y los cazadores Chukchi en Siberia. Aquí los temas de soledad y aislamiento pasan a un segundo plano, enfatizandose más bien las dificultades para subsisitir que experimentan estos pueblos nativos y olvidados.

Los tres documentales se pueden ver completos (a excepción de Hunters, el cual se presenta en una versión abreviada) en el canal de Carlos Casas en vimeo. Incluso, si uno se encuentra registrado en ese sitio, se pueden bajar gratuitamente.

Y para seguir con la economía del regalo, Sebastián Escofet, el músico argentino que se encargó de realizar la banda sonora de "Solitude..." y "Hunters...", tiene en su página web esos dos discos para descargar gratuitamente. La música es mayoritariamente ambient, pero es placentera y hasta conmovedora. Vale la pena la descarga.

Por último, y para cerrar esta breve reflexión acerca de la soledad, le cedo la palabra a Jorge Stylarek, uno de los tres hombres entrevistados en Solitude at the End of the World, quien describe muy bien la ambiguedad que provoca este sentimiento:

"La soledad significa mucho, es decir, a vos te gusta porque querés olvidarte un poco del mundo, del ruido, no querés televisión, no querés prensa, no querés radio...pero después se te hace una carga, un peso: vos estás solo, tan solo, que de pronto necesitás esa compañía, esa relación humana. Uno la vive, la palpa, la mastica y dice "no estoy en condiciones de seguir siendo el solitario que quise ser".

martes, 19 de abril de 2011

Ellie Ga: Cuando El Norte Estaba Aquí

Ellie Ga es una artista neoyorquina, especializada en trabajos multimedia, que combina géneros como la memoria, la crónica de viaje y el documental; ya sea por medio de escritura, fotografía, instalaciones, vídeos, performances, o todas al mismo tiempo.

Para su último proyecto, Ga viajó por varios meses a bordo de El Tara-un barco de investigación alojado en el medio de una capa de hielo en el Océano Ártico-con la intención de documentar e interpretar las experiencias vividas en una de las regiones más remotas e inhóspitas del planeta.

Como El Tara viajaba en medio de una capa de hielo, la embarcación no tenía dirección propia, sino que se movía en la dirección que el hielo siguiera. Según Ga, esto llevó a que todos los miembros de la tripulación se obsesionaran por conocer hacia adonde los llevaría el hielo y cuando podrían salir de él.

Así lo expresa la propia artista:

" Unlike days of old when explorers spent most of their time figuring out where they were, we knew exactly where we were at every moment. It was where we were going next and how long it would take to exit the ice that eluded us."

Esa necesidad de predecir sus próximos destinos vendría a informar gran parte del trabajo artístico que Ellie Ga realizó basado en la expedición, una vez que El Tara tocó tierra firme en Febrero del 2008. A partir de ese año, Ga ha venido desarrollando una serie de exposiciones y conferencias bajo el nombre de "The Fortunetellers", en las que trata de presentar las vivencias, rutinas y obsesiones nacidas de tan singular expedición.

El nodo central de este proyecto es una conferencia-performance titulada, precisamente, The Fortunetellers, en la que por medio de diapositivas sobreimpuestas, fotografías, vídeos, mapas, diarios y anécdotas, Ga recrea, desde su perspectiva personal, los eventos más importantes y las emociones más íntimas del viaje.

La conferencia es acompañada de una exposición, con el nombre de At The Beginning North Was Here, en la que se exhiben las imágenes, los bosquejos, las grabaciones de campo y los vídeos que la artista realizó en la embarcación.

No solo eso, sino que el proyecto incluye también un trío de folletos, publicados por Ugly Duckling Presse (co-fundada por Ga), en el que se pueden apreciar las diversas maneras en que los tripulante de El Tara crearon sus cartografías personales del viaje; ya fuera algo tan complejo como el trayecto tomado por la capa de hielo o algo tan cotidiano como las caminatas que realizaron diariamente alrededor del barco.

Si están en Suecia, pueden visitar la exposición hasta el 28 de abril en Estocolmo. O si están en París, pueden tratar de ir a alguna de las performances de The Fortunetellers que Ellie Ga estará realizando durante este mes. Pero como probablemente no están ni en Suecia ni en Francia, nada más nos queda la soledad impersonal de los siguentes links, aunque en este caso vienen bien interesantes:

  • Primero, pueden visitar este reportaje "interactivo" que Ga escribió acerca de su expedición para la revista multimedia online TripleCanopy. Está lleno de imágenes, crónicas y hasta sonidos ambiente grabados en el Ártico.
  • Segundo, están los reportes que Ga escribía periódicamente en El Tara y que luego eran enviados hasta su agencia en Nueva York.
  • Tercero, y si no quieren leer tanto, tienen esta entrevista con la artista y un par de artículos de Artforum que describen su proyecto artístico.
  • Por último, claro, está la página oficial de Ellie Ga, la cuál es simple de diseño pero cargada de información y fotografías. Ahí también pueden ver los trabajos anteriores de Ga.

Y para cerrar, los dejo con uno de los vídeos creados por Ga para la exposición y las conferencias. Ahí se puede apreciar la mezcla de documental, anecdotario y reflexión onírica que caracteriza a este proyecto.



domingo, 27 de marzo de 2011

Usted está escuchando a ___________



Hablando del sonido de las ciudades, aquí tienen You are listening to Los Angeles, un sitio creado por Eric Eberhardt, que básicamente se encarga de unir música instrumental/ambient con el sonido de la transmisión en vivo de la radio del Departamento de Policía de Los Angeles. Bueno, así empezó y, por el momento, ya se han agregado Nueva York, San Francisco, Chicago y Montréal a la página principal (con las transmisiones de sus respectivos departamentos de policía, o de bomberos, o de la patrulla vial, o de etc.).

La fusión entre la calma de la música y la constante actividad de las radiotransmisiones es atractivamente tensa, dice Peggy Nelson, pero no llega a ser chocante. Y es cierto, You are listening to Los Angeles despierta justo el grado disfrutable de intranquilidad. Eso sí, si alguien quisiera subirle el nivel podría sumarle a esa tensión auditiva cierta clase de material visual —como aquel video de Jonas Dahlberg—, y así sentirse en medio de algún tipo de misión de reconocimiento después de un evento apocalíptico (¡buenos tiempos!).

Y bueno, si resulta que ninguna de las ciudades que he mencionado les interesa, pueden darle pausa a esa sección del sitio y oír a otros lugares del mundo, mientras aprovechan la música tranquila de fondo que da la eterna lista de reproducción de Eberhardt.


Yo, por ejemplo, me puse patriótica y logré encontrar una señal costarricense, la del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría (también conocido, por lo visto, como MROC). La informalidad de mis compatriotas es bastante entretenida (p.ej, “diay, se me quedó calladita entonces pensé que no me copiaba. gracias”), pero la versión Los Angeles me sigue pareciendo la más llamativa. Por ahora, al menos, porque hay bastantes combinaciones disponibles.

Pero antes de emocionarse con las combinaciones y el mundo infinito de posibilidades, respeten el orden y aprecien You are listening to Los Angeles, la versión original, en toda su gloria.

Por cierto, esta fue Luciana G. (de Gata Fresca), contribuyendo para darle algo más de sentido a los verbos en plural que usa el Manfred.

jueves, 24 de marzo de 2011

Dem Ghetto Youth: La Fotografía de Tobias Zelony




Tobias Zelony, fotógrafo alemán, gusta capturar con su lente a la juventud pérdida y desesperanzada de las periferias de las grandes metrópolis de Europa y Estados Unidos. Ciudades en diversos grados de abandono y despoblación, los espacios urbanos de las fotografías de Zelony lucen a la vez deprimentes y luminosamente decadentes, cualidad que se transmite a los jóvenes que deambulan sin rumbo aparente por estos escenarios.





Zelony suele frecuentar por meses los lugares y los sujetos que fotografía hasta llegarlos a conocer a profundidad, convirtiendo a su trabajo tanto en un estudio antropológico y sociológico como en una labor artística. Hasta ahora, sus intereses fotográficos lo han llevado a localidades como Los Angeles, Troma (en pleno desierto californiano), la frontera entre Polonia y Alemania y a Nápoles (particularmente el proyecto habitacional Le Vele Di Scampia, que reconocerán en un par de estas fotografías si vieron la película Gomorra).

Pueden encontrar más información y fotografías de Zelony en estos lugares.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Ciudades Invisibles

Le cittá invisibili es una novela del autor italiano Italo Calvino. En ella, el explorador Marco Polo le trata de describir al Kublai Khan las ciudades que se encuentran en su vasto imperio, tan vasto que ni el propio Kublai Khan lo conoce.

Inspirados por la novela, Fällt Publishing, una disquera especializada en música electrónica minimalista, decidió curar una exhibición llamada, predeciblemente, Invisible Cities. Para la exhibición, los curadores le pidieron a 24 artistas de 24 ciudades diferentes que realizaran una pieza sónica en representación de su ciudad. Los resultados son diversos: podemos escuchar desde las típicas grabaciones de campo hasta piezas ultra-minimalistas apenas audibles.

Si quieren dar un viaje audible por ciudades invisibles, pueden visitar la website de Fällt y descargar cada una de las 24 grabaciones.

(Invisible Cities, Jonas Dahlberg. Instalación de video. Descargable en Ubu.)


Ahora, si prefieren dar un viaje visible por ciudades inaudibles (?), más bien deben seguir a Jonas Dahlberg, un artista sueco especializado en video-instalaciones, que también realizó una obra inspirada en el libro de Calvino.

Dahlberg creó una vídeo instalación llamada, predeciblemente, Invisible Cities, en la que podemos recorrer lo que pareciera ser una ciudad completamente deshabitada. Interesado por aquellos lugares "olvidados" por los políticos y los urbanistas, Dahlberg filmó varias ciudades que no son lo suficientemente pequeñas para ser pueblos ni lo suficientemente grandes para ser capitales o cabeceras de provincia.

La ciudad que aparece en esta instalación pareciera ser uno de esos aburridos y callados suburbios que llevan a los adolescentes a, no sé, experimentar con drogas o andar en patineta. Estas ciudades no solo son invisibles para los medios o los políticos, sino que su alienante y repetitiva conformidad las hacen invisibles a nuestros ojos, indiferenciadas las unas de las otras.

Pueden ver el vídeo en UbuWeb. Dura 46 minutos (aunque en realidad son 23 minutos ya que se repite dos veces) y no tiene sonido. Pero esto supongo que tiene más que ver con el hecho de que es una instalación que con alguna decisión consciente del artista. Entonces acompañenlo con su música de apreciación arquitectónica favorita (tal vez con algunas de las piezas del Invisible Cities de Fällt. A/V City mash-up!).